Día 5 de Junio, por la Defensa del Medio Ambiente
La lucha contra el calentamiento global, el agotamiento de recursos y la
pérdida de la biodiversidad debe orientar, de forma transversal, las políticas
a todos los niveles. El impacto del ser humano en el planeta es una cuestión
social, pues sus consecuencias se dejan sentir, fundamentalmente, sobre las
capas con menos recursos.
Grupos ecologistas
reclaman un viraje de 180 grados en las políticas cortoplacistas que se están
aplicando en materia energética, basadas en la perpetuación de un modelo que se
ha demostrado insostenible y que tiene los días contados.
La defensa de
la fractura hidráulica o fracking, una técnica para extracción de gas natural y
petróleo de rocas porosas, o la extracción de petróleo de aguas profundas,
ambas técnicas con peligrosos impactos sociales y ambientales, son un ejemplo
de esta huida hacia delante.
Otro ejemplo,
la defensa a ultranza de la energía nuclear, al mismo tiempo que se impide el
desarrollo de las renovables.
Todo ello con
un único propósito: salvaguardar los intereses de grandes empresas a costa de
los intereses de la ciudadanía, y en contra de resoluciones de administraciones
autonómicas o municipales.
La reciente
declaración de impacto ambiental positiva que da vía libre a las prospecciones
petrolíferas en aguas de las islas Canarias por parte de Repsol, es un claro
ejemplo de ello.
La modificación del clima por el ser
humano, debido a la quema de combustibles fósiles, es un hecho que admite pocas
dudas, y de seguir por el camino actual los pronósticos son dramáticos, con
incrementos entre 5ºC y 6ºC en la temperatura global del planeta.
La única manera de limitar el
incremento de temperatura de forma que no se produzcan los efectos más intensos
del calentamiento global, es dejar bajo tierra la mayor parte de las reservas
conocidas de hidrocarburos fósiles. Y la única fórmula para lograr ese objetivo,
es mediante una reducción drástica del consumo de energía en los países
industrializados, junto con una apuesta clara y decidida por las renovables.
El respeto de los límites de la
naturaleza implica abandonar la idea de que es posible un crecimiento
continuado de la economía en un planeta con recursos finitos, pues la economía
depende totalmente de la explotación de los recursos energéticos y materiales
mundiales.
Es necesario un marco de cooperación
internacional real, alejado de la competencia por los recursos geoestratégicos,
en el que los países industrializados, causantes del problema, se conviertan en
un referente de cambio, y lo promuevan en los países que lo necesitan, mediante
transferencia tecnológica y apoyo a proyectos sostenibles, al mismo tiempo que
los países exportadores de recursos fósiles puedan de esta forma dejar de
explotarlos.
El calentamiento global es el
problema más grave al que se enfrenta la humanidad, y requiere acciones
decididas y urgentes, por lo que asociaciones, como Ecologistas en Acción,
reclaman a las administraciones públicas un compromiso firme de lucha contra el
cambio climático, tanto a nivel estatal como a nivel europeo y en las
negociaciones internacionales.
Más en: www.ecologistasenaccion.org